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El arquitecto Matteo Pertsch de origen alemán, llegó a Italia en su niñez, donde estudió en las academias de Roma y de Milán. Como otros, se involucró en la nueva ola de neoclasicismo que surgió como resultado de descubrimientos arqueológicos y el amor en ciernes por la antigüedad clásica. Llegó entonces a Trieste, ciudad centroeuropea en pleno desarrollo, y en la que fluían modas, estilos y artistas de diversas nacionalidades y escuelas. Se afirmó al ganar el concurso para la construcción del teatro municipal que ahora lleva el nombre de Giuseppe Verdi. El edificio fue construido entre 1798 y 1801 en una franja de las antiguas salinas, usado antes como un astillero donde fueron construidos los primeros buques austriacos de guerra. Pertsch, que había sido alumno del arquitecto que construyó la Scala de Milán, Piermarini, siguió en parte ese modelo, aunque adaptándolo a una estructura más compacta y armoniosa. La noble fachada ataviada con pilastros y semi-columnas iónicas en la base superior de pietra, de la que sobresale hacia la plaza un macizo pórtico cuadrangular: el orden de los pilastros se repite con sobriedad sobre la fachada donde una vez se abría un práctico ventanal a arco, eliminado por las restauraciones, que en eventos durante el verano permitía una ventilación natural. La elegancia simple pero al mismo tiempo monumental del conjunto prevalece deliberadamente en la decoración basada a unos pocos elementos, frontones y marcos de ventanas, sobrios capiteles, cornisas ornamentada, coronación formada por las estatuas de Apolo entre las musas de la lírica y de la dramática. A los lados de la base se encuentran dos estatuas más, Plutón y Marte que animan el claroscuro de los nichos del muro.