Eligiendo un bed and breakfast ubicado cerca del Templo Mariano en el Karst de Trieste tendrá la oportunidad de descubrir los pequeños pueblos de Prosecco, Villa Opicina, Monrupino, Rupingrande, Rupinpiccolo, Sgonico, Sales, Samatorza, Ternova, Precenico y Malchina, caracterizadso por las antiguas casas de piedra, por los viñedos, por las higueras y por las pequeñas tabernas, llamadas "osmizze", donde se puede disfrutar una merienda a base de jamón ahumado, productos típicos y una buena copa de vino Terrano o Prosecco.
Un sendero que parte desde la localidad de Prosecco conduce entre un bosque de pinos a la cima del monte Grisa a una altitud de mt. 355, desde donde se divisa una panorámica extraordinariamente vasto. En este punto, donde la cumbre del Carso desciende tan empinada que parece suspendida entre el cielo y el mar, surge el Templo Mariano, uno de los monumentos religiosos más audaces y auténticos de nuestra época. Su tamaño, su espacio y sus estrictas líneas son dictadas por una gran modernidad. La forma triangular, que se repite en todos los detalles, ha sido desde la antigüedad un símbolo y expresión de la espiritualidad, del deseo del hombre de romper con las cosas terrenas para acercarse a Dios. El interior del templo consta de dos plantas y se subdivide en "iglesia inferior" e "iglesia superior": la primera consiste en una gran sala enmarcada por el vuelo de pilares cruciformes; el altar mayor está dedicado a aquellos que murieron sin la cruz, mientras a lo largo de las paredes se alinean muchos altares menores. La "iglesia alta" en cambio tiene sólo tres altares, el del presbiterio y dos laterales, dedicados respectivamente a la Virgen y al Santísimo. Las vidrieras que cubren una superficie de 1800 metros cuadrados crean juegos de luz particularmente sugestivos. Las obras para la construcción del templo fueron dirigidas por el ingeniero Giulio Pagnini siguiendo el proyecto del arquitecto Antonio Guacci y se terminaron en 1965. El 22 de mayo de 1966 fue solemnemente consagrado.